El Pontevedra Club de Fútbol es un club de fútbol español de la ciudad de Pontevedra, en Galicia. Milita en la Segunda Federación, cuarta categoría del fútbol nacional. Fue fundado el 16 de octubre de 1941 tras la fusión del Eiriña Club de Fútbol y el Alfonso XIII Club de Fútbol, los dos clubes más importantes de la ciudad. Su primer equipo disputa sus partidos como local en el Estadio de Pasarón, con capacidad para 10.500 espectadores.
Es el tercer equipo gallego con más participaciones en Primera División, con un total de 6 temporadas disputadas entre 1963 y 1970, 5 de ellas consecutivas. En esos años llegó a ser líder de la categoría en noviembre de 1965 y ostenta el récord de la categoría (junto al Córdoba CF) de mejor defensa en campo propio, al recibir sólo 2 goles en 15 partidos en la temporada 1968-69. También ha militado 9 temporadas en Segunda, la última en 2005, y 36 en la desaparecida Segunda División B, siendo uno de los tres equipos con más participaciones en la categoría.
Historia
El 16 de octubre de 1941 se fundó el Pontevedra Club de Fútbol gracias a la unión de los dos clubes más importantes de aquella época en la ciudad, el Eiriña Club de Fútbol y el Alfonso XIII Club de Fútbol. Antes de dicha fusión, los aficionados estaban divididos entre "alfonsistas" y "eiriñistas", diezmando así las fuerzas de una pequeña capital y con escasa demografía. El Paseo de las Palmeras fue testigo de este acuerdo histórico. Su primer presidente fue Fernando Ponte Conde. El 28 de diciembre del mismo año hizo su presentación oficial enfrentándose al Celta de Vigo en el Estadio Municipal de Pasarón. El partido acabó 3-3, y esta fue la primera alineación de la historia del equipo: Domínguez, Ruibal, Botones, Hermida, Calviño, "Masito", Ernesto, Pinocho, Foro, Corbacho, Besada e Iglesias.
Años 1950
Sus primeros pasos oficiales los dio en la Tercera división, categoría en la que militó durante 18 años, disputó también una temporada en la "A" regional, precisamente al final de la 1956-57. Fue este uno de los momentos más complicados de la entidad, ya que estuvo a punto de desaparecer. Pasó un solo año en la regional, y con nuevas ilusiones, emprendió la nueva singladura en la Tercera división, con una idea concreta: El ascenso a Segunda división. Esto llegó en la temporada 1959-60. El club presidido por Ángel Agrasar Vidal contrató los servicios de un técnico que había triunfado en el Club Deportivo Ourense, Cuqui Bienzobas, hermano del famoso ex-internacional Paco Bienzobas que luego fue árbitro de fútbol.
Años 1960[
Se inició la temporada 1960-61 y el primer encuentro que disputaba el equipo en Segunda División lo hizo en Pasarón frente a la Real Sociedad. Hubo empate a un gol, y la formación del equipo pontevedrés fue la siguiente: Gato, Kaki, San Martín, Cholo, Trujillo, Rebeca, Rojo, Ribada, Iglesias, Ferrada y Ferreira. Al finalizar la primera vuelta, el Ponteveda ocupaba el tercer lugar de la tabla, y al concluir la competición un brillante quinto puesto con 11 partidos ganados, 9 empatados y 10 perdidos. En la copa fue eliminado por el Castellón en la primera ronda, aunque los gallegos forzaron un tercer partido para deshacer la igualada de los dos primeros (0-3;4-1). Al año siguiente, con Cuqui Bienzobas todavía al mando del equipo, el Pontevedra terminó en noveno lugar. En copa salvó la primera ronda eliminando al Levante, pero en la siguiente fue apeado por el Mallorca.
Llegamos a la temporada en la que el Pontevedra alcanzó su sueño dorado; el ascenso a Primera División.1 El club lo presidía Miguel Domínguez Rodríguez y se lograron los servicios de Rafael Yunta Navarro "Rafa" para el cargo de entrenador. Serios adversarios se oponen a que se culmine la hazaña. Escuadras como el Espanyol de Barcelona, Racing de Santander, Real Sociedad de San Sebastián, Celta de Vigo, Real Sporting de Gijón, Burgos CF, UD Salamanca etc estaban integrados también en el primer grupo dónde militaba el cuadro pontevedrés. La plantilla era la siguiente: Gato, Estevéz, Dobarán, Fito, Firi, Deza, Calleja, Cholo, Pastor, Marcelino, Bea, Guillermo, Recalde, La Morena, Vallejo, Ceresuela, Bolita, Ferreiro y Carlos. La mayoría de ellos eran gallegos, solo un vasco (Dobarán), un castellano (Calleja), un navarro (Recalde), un asturiano (José Jorge), y un aragonés (Ceresuela) integraban el cuadro a las órdenes de Rafa. El Pontevedra llegaba a Barcelona para medirse al Espanyol en la antepenúltima jornada. A pesar de su condición de líder en solitario, y que ya tenía garantizado el segundo puesto (que daba opción a jugar una promoción) no contaba como candidato al ascenso para casi ninguno de los críticos deportivos de los diarios y radios nacionales. Nada más iniciado el encuentro, el Espanyol se adelantó con gol de Castaño, pero ya antes del descanso el Pontevedra consiguió empatar por medio de Vallejo. El segundo tiempo empezó con el gol que daba ventaja al equipo pontevedrés, y a partir de ahí el Espanyol se lanzó en tromba hacia la portería granate, con un Pontevedra replegado con orden y un Gato (un auténtico felino bajo los palos dirían las crónicas de la época) insuperable bajo los palos. Hacia falta por lo tanto solo un punto en las dos última jornadas para ser campeón del grupo Norte, y conseguir el ascenso. Dado que el último partido se jugaba en Santander, no era cuestión de ir al Sardinero a jugarse el ascenso, así que la afición granate señaló como fecha principal el partido que tenía lugar el 14 de abril contra el Celta de Vigo en Pasarón.
El equipo vigués no se jugaba nada, pero no estaban dispuestos a regalarle nada a sus vecinos. A los siete minutos de partido, Polito puso por delante al equipo celeste, que se mostraba dominador y superior al conjunto local (luego se supo que venían primados con 30 000 pesetas de la época por el Espanyol).[cita requerida] La angustia y el miedo estaban presentes en las gradas de Pasarón, dónde el Pontevedra solo había perdido un partido en toda la temporada. Pocos confiaban ya en un gol milagroso cuando a falta de apenas ocho minutos para el final del partido el Celta de Vigo cedió un saque de esquina que iba a cambiar a fiesta lo que parecía un velatorio. Instantes antes, Rafael Ceresuela, se había retirado fuera del campo para atarse una bota, y al parecer se sentó sobre una cabeza de ajo sin darse cuenta, lo que no pasó desapercibido para un policía armado, que avisara a sus compañeros de banco que Rafa iba a meter gol en la siguiente jugada. Y así fue. Rafa se reincorporó para tratar de rematar el saque de esquina que sacó Recalde. Canteiro, el portero vigués, despejó de puños, y la pelota llegó a la frontal del área hasta Ferreiro, que cedió en corto a Ceresuela, que colocó el balón en la escuadra izquierda. El gol fue conocido como "gol del ajo". Pasarón y la ciudad entera explotó de alegría. Después de tres años en la categoría de plata, y solo un lustro después de salir de Regional, el Pontevedra alcanzaba el ascenso a Primera División. Finalizó la temporada con 41 puntos, dos más que el Espanyol.
Rafa Yuste continuó al frente del equipo, y reestructura la plantilla. Causan baja Marcelino, Bolita, Guillermo y Tucho, y llegan Múgica (Vergara), Azcueta (Oviedo), Batalla (Ourense), Martín-Esperanza (Betis), Falo (Puerto Cruz), Norat (Portonovo), Sosa (Montevideo)y Ribada (Osasuna). La liga empezó el 15 de diciembre, y el Pontevedra recibió al Zaragoza que entrenaba Ramallets. El resultado final fue de 1-1, y Martín Esperanza tuvo el honor de marcar el primer gol pontevedrés en la División de Honor. Hasta la quinta jornada no se logra la primera victoria, 4-1 ante el Oviedo en Pasarón. El primer punto alcanzado fuera de casa fue ante el Espanyol en Sarriá el 10 de diciembre. Los granates acabaron la primera vuelta en la mitad de la tabla. En la segunda vuelta, pierde en su feudo ante el FC Barcelona, pero consigue ganar al Real Madrid o al Athletic Club. Sin embargo, tiene un final de liga desastroso en el que no logran ni un solo punto, lo que les acaba condenando al descenso.
La pérdida de la categoría produce el lógico malestar y desencanto de los aficionados. El presidente Miguel Rodríguez Domínguez dimite, y asume el mando de la entidad Miguel Otero Rodríguez, que contrata como técnico a Marcel Domingo. Pocos son los fichajes de esta temporada 1964-65. El portero Rodri, Neme y Odriozola son las altas del equipo que con nuevos bríos apuesta retornar a la élite del fútbol nacional. La marcha del equipo en competición es fabolusa. En su estadio nadie le saca un punto y encaja solo cuatro goles, asegurándose el ascenso matemático a tres jornadas del final. Solo el Sabadell le inquietó durante la temporada, pero al final los granates acabaron seis puntos por delante del conjunto arlequinado.
3.000 socios, y 12.000 espectadores de una ciudad que contaba con 60.000 habitantes, iban a afrontar una categoría en la que habían pasado como un meteoro en la temporada 1963-64, y con un presupuesto de poco más de dos millones de pesetas. Juanito Ochoa releva a Marcel Domingo, y la plantilla queda compuesta de esta manera: Celdrán, Cobo y Martín como porteros, Azcueta, Batalla, Cholo, Irulegui, defensas, Calleja, Vallejo, Norat, Roldán I, medios, y Fuertes, Martín Esperanza, Ceresuela, Neme, Odriozola, José Jorge, Quiroga, Roldán II, Plaza e Iglesias como delanteros. "El hai que roelo" se popularizó por todos los campos de la geografía hispana, y el Pontevedra resultó el equipo revelación de la competición. Los equipos más poderosos llegaron a temerlo, su cuarteto defensivo era prácticamente inexpugnable: Celdrán, Irulegui, Batalla y Cholo forman una muralla dónde se estrellan las mejores delanteras, siendo el equipo menos goleado hasta la jornada 18 en la que van a escaparse los dos puntos, al perder contra el Real Madrid. El Pontevedra esta temporada llegó a ocupar el primer puesto durante dos jornadas, y fue campeón de Invierno. Los granates incluso llegaron a ser portada del Pravda, a través de su capitán Cholo, el jugador más representativo de aquel equipo, conductor de autobús, y de los 11 titulares el único que naciera en la ciudad. Cuando el Pontevedra consiguió el liderato, en noviembre de 1965, Pravda resaltaba en su portada que en la aburguesada y millonaria liga española, el líder era un equipo de proletarios cuyo capitán conducía un autobús.
Entre otras anécdotas, destaca que el Rey Juan Carlos I asistió a varios partidos en Pasarón, coincidiendo con su estancia en la Escuela Naval de Marín, o el escándalo de la Romareda. El 3 de noviembre de 1968, el Pontevedra, segundo clasificado, jugaba ante el Real Zaragoza de "los cinco magníficos". Era un partido televisado, y por lo tanto se jugaba de último, una vez acabados todos los demás. Manolo Batalla, capitán del Pontevedra, tenía 13 aciertos en la quiniela, y le puso una X al Real Zaragoza-Pontevedra. En el descanso, con victoria de los granates por 0-1, el jugador le comenta la historia de la quiniela al periodista Matías Prats. A falta de 5 minutos, el Pontevedra hace el 0-2, pero de golpe en esos últimos minutos que restan de partido, el Zaragoza marca dos goles tras dos cantadas de Batalla y empata el partido. Hubo pocos acertantes, y el jugador se llevó el equivalente a cuatro o cinco años de ficha. Matías Prats, al acabar el partido, recordó la anécdota de Batalla, que provocó en las semanas siguientes una gran polémica y debate en todo el estado, con artículos de opinión que apostaban por prohibirle a los jugadores cubrir quinielas.
Durante esos años Pasarón se convirtió en un estadio casi inexpugnable, y el Pontevedra conseguía mantenerse siendo de los equipos menos goleados. En la campaña 1968-69, Héctor Rial dirigía al equipo que iguala la mejor defensa en campo propio, al recibir sólo 2 goles en 15 partidos (el Córdoba CF lo consiguió cuatro años antes), que sigue siendo hoy en día récord de la competición.
Años 1970
En la campaña 1969-70 debido a problemas económicos se traspasa a Batalla, y el banquillo lo ocupa Luis Bello. Era un equipo bastante viejo y sin recambios. La temporada fue horrorosa, y el entrenador no llegó a acabar su contrato, siendo sustituido por el francés Louis Hon. El equipo descendió a Segunda, y tres años después caería a Tercera. En el año 1976 regresó a la Segunda división durante una sola temporada, y caería a la recién creada Segunda División B.
Años 1980 y 90
Los granates no regresaron nunca más a Primera División, iniciando una época oscura en la que estuvieron a caballo entre Tercera y Segunda B, y pasando por graves problemas económicos en la década de los ochenta o noventa.
Entre 1981 y 1984 militaron en la tercera división, que ya por aquella era la cuarta categoría del fútbol español. Tras quedar primero en las dos primeras temporadas y no conseguir ascender, en la 1983-1984 consiguió 64 puntos, contabilizando 29 victorias, 7 empates y tan solo 2 derrotas. En las eliminatorias de ascenso se enfrentó primero al Club Deportivo Mensajero. La ida se jugaría en el Estadio Silvestre Carrillo de la Isla de la Palma, sobre una superficie de ceniza volcánica. A los pontevedreses les costó adaptarse, hasta el punto que en el minuto 20 perdían ya por 2-0. En el segundo tiempo, un cabezazo de Domingo dejó la eliminatoria abierta para la vuelta en Pasarón. Allí los granates vencieron por un contundente 5-0. En la eliminatoria final, derrotó al Eibar 3-0 tras un último gran gol de Jose Emilio, y empatar en tierras vascas.
Así se ascendía a la segunda B donde se permanecería 20 años hasta el ascenso